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Acoso Escolar

En los últimos años, hemos sido testigos del creciente aumento de casos de suicidio en niños y jóvenes a causa del acoso escolar, mejor conocido como 'bullying'. Aunque sabemos que siempre ha existido, ¿qué provoca que ahora sea tan intenso como para llevar a jóvenes a quitarse la vida? ¿Existen responsables del acoso escolar? ¿Se pueden prevenir estos casos?

Comencemos por definir el término 'bullying'. Este concepto hace referencia al acoso escolar en todas sus formas: maltrato físico, verbal o psicológico, que ocurre de manera repetida y a lo largo del tiempo en el entorno educativo.
 
Aunque se manifiesta principalmente en niños y adolescentes, cualquier persona puede ser víctima de este problema social. El bullying puede causar lesiones físicas, problemas sociales y emocionales, e incluso conducir a la muerte.
 
Los niños y adolescentes que sufren este tipo de hostigamiento tienen un mayor riesgo de desarrollar problemas de salud mental, como depresión, ansiedad, dolores de cabeza y dificultades para adaptarse en la escuela. A largo plazo, el bullying también puede dañar significativamente la autoestima.
 
Los niños en riesgo de sufrir acoso escolar suelen presentar uno o más de los siguientes factores: ser percibidos como diferentes debido a su peso, apariencia, vestimenta, origen étnico, entre otros; ser considerados débiles o incapaces de defenderse; experimentar depresión, ansiedad o tener baja autoestima; tener pocos amigos o ser menos populares; tener dificultades para socializar o sufrir discapacidades intelectuales o del desarrollo.
 
Pero, ¿cómo identificar si alguien está siendo víctima de bullying?
 
Algunos signos que podrían indicar que una persona está siendo acosada incluyen: depresión, ansiedad o aislamiento social; baja autoestima; dolores de cabeza, estómago, fatiga o cambios en los hábitos alimenticios; ausentismo escolar o un rendimiento académico inferior al habitual; conductas autodestructivas, intentos o ideación suicida; lesiones inexplicables; pérdida o daño en pertenencias; dificultades para dormir o pesadillas; pérdida repentina de amistades o evitar situaciones sociales.
 
La prevención requiere la cooperación entre padres, docentes y estudiantes para crear un entorno educativo seguro y enriquecedor en el que todos se sientan cómodos aprendiendo. Es fundamental evitar comportamientos agresivos y el uso de lenguaje inapropiado, y promover valores como responsabilidad, cooperación, solidaridad y respeto por la diversidad.
 
Si conoces a alguien que esté sufriendo bullying, acércate a las instancias pertinentes en la universidad para abordar el problema y brindar apoyo a quienes son más vulnerables dentro de la comunidad estudiantil.
 

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